En algún momento hay que decidirse; Por qué construimos muros para mantener a los demás afuera? Por qué nos aferramos a la idea de estar adentro de él? La vida tiene altos y bajos, es un caos cotidiano pero así son las cosas y nosotros también. Podemos pasarnos toda la vida construyendo muros o podemos derribarlos, saltarlos o simplemente no construirlos. Hay muros demasiados altos y peligrosos pero lo que sé, es que si nos animamos a cruzarlos las aventuras que viviremos serán increíbles. Vivir entre muros puede ser sofocante y nuestro mundo se vuelve monótono.
Tenemos que arriesgarnos de vez en cuando, sólo así conoceremos la felicidad o el dolor. El dolor...pues hay que soportarlo, ya que a veces nos recuerda que el riesgo que tomamos fue real. Nada es fácil y no tenemos las respuestas a todos los problemas pero lo que sí sabemos, es que podemos respirar y calmarnos. El dolor se alivia con el tiempo. Cuanto puede durar? Sólo esta en nosotros esa respuesta pues así como llega de inesperado también se va. Debemos aprender de el dolor y aceptarlo con el tiempo.
El tiempo corre y cura nuestras heridas. Tenemos tiempo para todo, de levantarnos después de la caida inesperada, aprender de lo que vivimos en determinadas situaciónes y que tienen como efecto hacernos madurar. Tenemos tiempo para dejar ir aquellas experiencias no tan buenas y finalmente tenemos tiempo para escoger.