Con demasiada frecuencia ocultamos la verdad en un artificio por temor a perder nuestros seres queridos, o prolongamos el engaño para aquellos que deseamos exponer.
Nos escondemos detrás de aquello que nos da consuelo al dolor y tristeza, o lo utilizamos para repeler una verdad demasiado devastadora para aceptar.
La oscuridad nos asusta, anhelamos el confort de la luz porque nos proporciona la forma para poder reconocer y definir lo que esta ante nosotros, pero, ¿qué es a lo que realmente le tenemos miedo? No es a la oscuridad en sí, más bien a la verdad que se oculta en ella.